Dependiendo del estadio en que se presente la enfermedad, la edad del paciente y la presencia o no de progresión, el tratamiento diferirá.
En la fase inicial en la que la deformidad de la córnea es mínima o baja, está indicado el uso de gafas o lentes de contacto para corregir la visión.
Si se constata una progresión de la enfermedad, especialmente en gente joven con buena visión, se puede realizar un tratamiento con luz ultravioleta y vitamina B12 en gotas (reticulación corneal o cross-linking). Este tratamiento “endurece” la córnea, impidiendo que esta se siga deformando, deteniendo su progresión y manteniendo la agudeza visual.
En estadios moderados en los que la visión es todavía buena con lentes de contacto a pesar de un astigmatismo moderado-alto, se pueden colocar los llamados anillos o segmentos intraestromales. Se trata de unos pequeños implantes plásticos que se insertan dentro de la córnea y actúan como “costillas” o “pilares” que “tensan” la córnea y regularizan su forma, disminuyendo el astigmatismo y mejorando la visión.
En casos avanzados, con deformidad elevada de la córnea, presencia de cicatrices o en aquellos casos con progresión de la enfermedad, será necesario realizar un trasplante de córnea, bien sea parcial (queratoplastia laminar anterior profunda) o completo (queratoplastia penetrante).